La tristeza llueve y moja bien mis recuerdos

Un día como cualquiera de la semana, que en la cual nos íbamos a juntar a tomar un cafecito calentito en aquel otoño frió, gris y mojado. Entre discusiones sobre si nos veíamos o no, ya que el clima era tenso por la lluvia, había tiempos en que llovía fuerte y otros de normalidad espontánea y quien sabe que duraría poco y bastante como para salir. Ya al atardecer aguardando un par de horas a que se normalize (todo se fue adelantando 4 horas mas tarde) y la pase a buscar, una sorpresa porque dijimos que al final no para otro día y yo solo quería verla para estar con ella. Entre a su casa, se cambio y salimos los dos a la calle para parar en algún café centrico de Buenos Aires.
Terminamos yendo al puerto, ya de noche compartiendo los dos una riquisima taza de café y compartiendo risas alocadas y charlas de lo que fue nuestra semana, fresca e intensa... eran esos días que nos veiamos mas seguidos porque por fin nos conocimos mas y compartimos muchas cosas como amigos y de los secretos del amorío choto adolescente. Que igual yo seguía.
Por la ventana nuestra veíamos que el clima iba cambiando, el viento chillaba sobre el vidrio, las plantas se movían suave y fuertemente al son del viento, ya que al estar a metros del puerto se siente mas, solo unos minutos para decidir en que debíamos volver a nuestras casas. Salimos y nuestros pelos se revolvian, el cielo volvió a tomar ese color gris oscuro y las luces de la ciudad se encendían entrando en oscuridad sobre las calles. Volvió la lluvia al caminar unas cuadras, ninguno de los dos teníamos paraguas, hacia frio y yo solamente tenia una campera que se la cedí pero no quizo, le ofrecí mi bufanda y la acepto tapándose el pelo y el cuello (suena musulman) para combatir el frió y el agua cayendo a nuestro alrededor recorriendo un lugar clave sobre nuestra amistad, entramos a un shopping y nos quedamos ahí dando vueltas mirando las vidrieras... ahí me pregunta ¿Aca fue donde salimos una vez? -Si, donde todo renacía. Ahí hace un año de conocernos nos tomamos de las manos confiándonos.
Ahí fue donde me di cuenta de que la tristeza de lo que fue me empapo y mojo bien mis recuerdos de la eternidad que no se hizo realidad, que todo fue producto de algo que no iba a ser, que al fin y al cabo termino destrozándome el corazón. Y yo sigo escribiendo estas palabras igual, no me importa.